www.marisolayala.com
A diario me encuentro con
hombres que me preguntan que queremos las mujeres, y lo cierto es que creo que
queremos lo mismo que los hombres pero a veces lo complicamos más, y otras
ellos se complican. Las personas vamos en búsqueda de afecto, de compañía, algo
que parece tan simple y sin embargo nos cuesta tanto manifestar. Nos dejamos
llevar por prejuicios, no pedimos con claridad aquello que queremos pero si
deseamos que los otros adivinen nuestras necesidades.
Las mujeres tenemos, a mi
criterio, un gran problema, y es que
amamos de una manera desbordante, casi incondicional, porque hemos aprendido a
amar como nuestras madres nos amaron, repetimos un molde o patrón que aplicamos
a todas nuestras relaciones, tanto sean
de amistad o de pareja, somos más propensas a dar que a recibir, porque así nos
educaron y así crecimos y así creíamos que estaba bien. Y digo creíamos porque
desde luego no es lo mas sano ni mucho menos. Tenemos por delante el gran
desafío de aprender a pedir y a recibir, que no debe confundirse con demandar,
son términos diferentes, pedir significa hacerme cargo de que hay algo que no
tengo y quiero y animarme a compartirlo con quien crea que puede ofrecérmelo a
riesgo de que me diga que no, y demandar es exigir que ese alguien me de lo que
yo quiero, una diferencia importantísima a la hora de las relaciones humanas.
¿Qué queremos las mujeres?,
sentirnos queridas, cuidadas, miradas, reconocidas, valoradas, deseadas, y no
como madres ni como trabajadoras, sino como mujeres. Queridas y cuidadas con
actos de amor simples, como un mensaje de buenos días y de buenas noches, con
una pregunta de que tal tu día?, no hace falta mucho más para sentirnos bien,
no necesitamos la protección física ni la presencia constante, nos alcanza con
saber que piensan en nosotras y lo manifiestan tomándose un par de minutos para
escribir un mensaje. Miradas y reconocidas con detalles que resaltan nuestro
lado femenino, sentir una mirada de admiración, de orgullo, de alegría por ser
parte de la vida de esa persona. Valoradas porque pudiendo elegir con quién
estar, hoy te elijo y te ofrezco formar parte de mi mundo. Deseadas como la
mujer que reconozco que soy y quiero que veas
en mi. Las mujeres, como los hombres, queremos amor sin agobios,
compañía sin saturaciones, queremos desarrollarnos plenamente con la
tranquilidad y la alegría de saber que hay otra persona con la que podemos
compartir nuestro camino a la par.